Descubriendo el bosque seco San Diego La Barra

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La reserva era más curiosa de lo que pensaba. Descubrí el volcán San Diego rodeado de los siete “volcancitos”, un laberinto de cuevas de magma, una vista impresionante y una gran biodiversidad. ¿Podría haber algo mejor?

Sí, en efecto.  Les cuento que durante el verano salvadoreño, en el lago de Güija el agua baja su nivel y la isla Igualtepeque  se convierte en una península a la que se puede acceder a pie y contemplar los petrograbados.

La pequeña isla guarda la mayor concentración de petrograbados conocida en Centroamérica,  piedras de todo tamaño con su superficie grabada, con  formas animales y deidades. Son vestigios de antiguas civilizaciones.

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Entre más exploraba, más me encantaba aquel lugar.

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También conocido como “Cerro de las figuras” por todas las piedras volcánicas con arte rupestre amontonadas,  este sitio merece tener más protección, protagonismo e investigación.

Aquella mañana por San Diego la Barra me había obsequiado una experiencia inolvidable. Nunca había contemplado tantos volcanes reunidos, ni tampoco sabía de la existencia de los petrograbados y de las cuevas volcánicas. Esta es una ruta perfecta para el ecoturista, pero aún no ha sido promocionada como se merece.