Comenzaré a compartir con ustedes mis editoriales mensuales…

Comer por intuición… y no según nuestro estado anímico se dice fácil pero en la práctica es otra cosa. muchos comen para apaciguar sus emociones.

Por otro lado, aunque sabemos mucho de nutrición por los medios de comunicación y especialistas de nada sirven las súplicas y recomendaciones…Rullina Acra Cabral explicaba que controlar nuestra forma de comer es algo que debe interiorizarse, basándose en principio en el conocimiento de nutrición, y aprendiendo a reconocer lo que el cuerpo nos quiere decir. Vivir bajo el dictamen de normas que impone un médico suele ser contraproducente, dice. Finalmente termina experimentandose como una imposición y de repente surge la rebeldía, asi las personas hacen dieta seis meses y comen todo lo contrario el resto del año.
El problema, a mi modo de ver, radica en lo que nuestros padres nos enseñan a comer. Es común escuchar a personas que dicen “es que sin tortilla no siento que es comida”, “sin refresco no puedo almorzar” “tengo que tener el salero en la mesa, así es mi casa”. Lastimosamente esos alimentos que nuestros padres nos dan con total holgura galletas, sodas, dulces, etc. son una bomba de tiempo cuando somos mayores y se vuelven casi adicciones difíciles de eliminar.
Gracias a mi madre, que todo descubrimiento científico lo ponía en práctica, aprendi a comer de todo. En casa puede faltar todo menos la ensalada, la soda se compra solo si hay visita, la panadería no está en nuestra lista de compras y una libra de azúcar nos dura meses… igual, solo para la visita.
Rullina Acra Cabral recomienda que para romper ese ciclo con las nuevas generaciones es vital volver la hora de la comida en una norma de casa, donde se respete el horario y el hecho de estar juntos alrededor de la mesa. Asi los chicos interiorizan qué cosas son buenas para comer.
Si el niño no tiene hambre y el almuerzo consiste en ensalada, carne y tortilla, mamá le puede decir “come un poco de ensalada y carne” y elimina la tortilla. Asi el chico empieza a notar las prioridades, aprende qué cosas no son indespensables. Mamá le enseña que en el desayuno puede comer cereal o un plato de fruta con su leche.
Pero ¿qué mensaje le transmitimos si aceptamos que su almuerzo sea un helado? ¿ Qué le indicamos si nuestras alacenas están llenas de chips, galletas de chocolate, sodas y dulces? ¿ Que le sugerimos comer si nuestra dieta está repleta de carbohidratos y cero vegetales y frutas? Cuando adultos su lucha por iniciarse en el buen comer se convertirá en una pesadilla.



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