El hombre hace planes, decide, cree que controla todo y en un abrir y cerrar de ojos descubre que no es así.
Una de las cosas que puede realmente mover el piso de cualquiera es pasar por una enfermedad, digamos el cáncer, aunque puede ser cualquiera: VIH, diabetes, lupus, por mencionar algunas que se escuchan “demasiado” y que se entienden como “bombas de tiempo”. Es como si el médico nos mostrara un reloj de arena que empezara a correr… en contra nuestra.
No puedo imaginar cómo es recibir un diagnóstico de cáncer, pero sí he escuchado la frase “a tu papá le quedan seis meses de vida”. Es un conteo que nadie quiere llevar.
Muchas mujeres cada vez más jóvenes se ven en la dura prueba de luchar contra el cáncer. ¿Quién puede saber que en su cuerpo se gestan células malignas? Nadie. Por eso la prevención es vital. No conozco a ninguna mujer que llegue de lo más feliz a la citología o a tomarse una mamografía, pero son cosas que deben asumirse como un deber. Esos exámenes pueden ser nuestra tabla de salvación.
“El doctor me da pena” es una frase que debe pasar al olvido. “No tengo tiempo ni dinero” es otra que debe analizarse: cuáles son tus prioridades, cuánto te importa tu familia, etc.
He escuchado de mujeres que llevan vidas sanas, no tienen antecedentes de cáncer en sus familias, y sin embargo lo desarrollaron. ¿Cómo se salvaron? Escucharon a su cuerpo y corrieron al médico sin excusas. ¡Y qué será de aquellas que atentan contra su salud con malos hábitos alimenticios, tabaquismo, sedentarismo y estrés a tope!
Muchas de las enfermedades degenerativas tienen como base de prevención mecanismos que solo implican un compromiso en el cambio de hábitos: evitar los excesos de azúcar y grasas, ingerir vegetales y frutas, hacer ejercicio, evitar cualquiera de las drogas, llevar una vida social y espiritual sana. A eso se le suman los chequeos anuales, hombres y mujeres tienen sus cuidados específicos. ¿Qué significa esto? Que el cuidado del cuerpo y del alma van tomados de la mano. Cuando reconoces tu valor, te cuidas. Cuando quieres una calidad de vida buena investigas y actúas en ese sentido.
Debemos cambiar esas estadísticas negras, especialmente porque nuestro sistema de salud no es idílico. Cada vez, y con el aumento de casos de estas enfermedades, la probabilidad de un tratamiento de punta se ve cada vez más improbable. En muchos casos el cáncer aparecerá de todas formas, pero descubrirlo a tiempo y tener un mejor pronóstico de curación es mejor. ¿No les parece?
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