ES SORPRENDENTE CÓMO ALGUNAS MUJERES SOMOS TEMEROSAS DE ENSEÑAR LO QUE TENEMOS Y OTRAS TODO LO CONTRARIO.
VIVIMOS EN EL MISMO PAÍS, LA MISMA CULTURA, ALGUNAS PERTENECEMOS A LA MISMA GENERACIÓN… Y sin embargo, unas tienen “terror” a que se note su busto voluminoso, por ejemplo, y muchas lo promocionan a los cuatro vientos. ¿Son nuestros padres, algo religioso o nuestra autoestima que está fuera de proporciones? Muchos achacan esos temores a las monjitas que nos educaron, otros al machismo, pero sin duda el bombardeo de información no ayuda mucho.
¿Quienes no tienen acceso a la página de Victoria’s Secrets y pueden ver los nuevos diseños de bikinis pegados a los cuerpos de exóticas y esculturales chicas? Ir a comprarse el traje de baño para la vacación de Semana Santa es más que decepcionante luego, porque sin duda no nos luce ni remotamente parecido. Y lo peor es que tu novio o tu esposo también tiene acceso a la página y se la creen que ellas son así por gracia divina (no se les cruza por la mente la cirugía ni el Photoshop y aunque lo hagan creen simplemente que el resultado es precioso). ¿Que “macho que se respete” se opondría a un aumento de senos de su novia? ¿A una lipo de esa pancita que quedó luego de los bebés? Solo el aspecto monetario lo contendría.
Volviendo a la mujer, y lo digo por conocimiento propio y de mis alrededores, muy pocas disfrutan al máximo mostrando su cuerpo en un traje de baño ¡menos en un bikini! Y para hacerlo se torturan varios meses antes en el gimnasio y gastan fortunas en clínicas de belleza para ver si pueden borrar las secuelas de las fiestas navideñas. La celulitis no perdona y ataca incluso a las más bien portadas con la dieta.
¿Qué hacer? La tendencia es la misma, valorar los cuerpos bellamente proporcionados. Eso no cambia y está muy difícil que suceda. Pero sin duda, un buen comienzo es iniciar desde ya la búsqueda de un traje con el que puedas sentirte cómoda. ¿No te pasa que vas a comprarlo de prisa, justo un día antes de irte a la playa? Te conformas con que puedas ponértelo.
Por otro lado, hay que hacer un ‘basta ya’ a las comparaciones. Tomemos en serio aquello de que “en la diversidad está el gusto” y procura pasearte por nuestras bellas playas luciendo lo mejor, dentro de tu presupuesto (no hay que endeudarse) y con la mejor sonrisa que tengas. Estar feliz contigo misma es el mejor adorno que puedas tener ¿y sabes qué? ¡es gratis!
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